Un
artista renacentista llamado Julio Montalvo arrasó Ciudad Real con su
quinteto. Desconocíamos hasta ayer que el renacimiento también se
localizó en Cuba, Julio es la prueba. No solo toca el trombón como los
ángeles, también canta, recita (con ese emotivo texto que sirvió de
intro al tercer tema), baila e interactúa con el público valiéndose de
su simpatía y su desparpajo, hasta improvisando una versión en clave de
jazz del “Hey Jude”. El concierto de ayer tuvo momentos simpatiquísimos,
bandas como la de Montalvo hacen pensar que la vida es más fácil en
compañía del jazz.
Centrémonos.
Plantel de lujo: Julio Montalvo al trombón; Jorge Roque, al saxo alto;
Luis Guerra al piano; Abel Sanabria al contrabajo y Georvis Pico a la
batería, desgranaron las canciones de “Claudia”, el último trabajo del
cubano, dedicado a su niñita. Jazz vanguardista y cosmopolita que tiene
sus fronteras mucho más allá de Cuba.
Comienzo
fascinante, saxo y trombón descienden poco a poco las rampas hacia el
escenario. Ni una palabra, solo música, ya que el diálogo entre ambos
metales es perfecto. De fondo, el mar en calma del
contrabajo, la
batería y el piano. Los solos prodigiosos de Jorge y Julio son una
declaración de intenciones de lo que será la velada, ¡qué emoción! Por
cierto, Jorge Roque, no solo nos recuerda físicamente a Paquito
D’Rivera, ¡puf!, qué talento. Un clásico de Duke Ellington, “In a
sentimental mood.”
Nos
vamos a “El palacio de las golosinas” acompañados de la exuberancia de
los potentes fraseos del saxo, que parece que con cada soplido sacude
los demonios del paraíso. El trombón le va a la zaga, y Julio saca el
alma de Dizzy sobre el tapete, jazz puro, sin condiciones, sin excusas.
Todoterreno Montalvo toma la voz, ¡también canta!
Preámbulo
de “El laberinto”, Julio recita un bonito texto sobre África y el piano
entra suave. Contrabajo y batería se unen a la fiesta. Fraseos
Coltranianos del saxo de Jorge, construcción en la destrucción de la
melodía.
Les
toca los solos a piano, bajo y batería, ¡qué nivel! El ritmo del
laberinto nos recuerda a Mongo Santamaría. El siguiente tema es lento,
“When I say I love you”, nos sosegamos, y los sonidos metálicos de la
batería suenan titilantes como reflejos de la bahía, el piano se luce, y
el trombón termina de arrullar el canto de los pájaros. Terminamos con
un “I love you” en la dulce voz de Montalvo.
Ahora
le toca su turno al funky, con “El mapa del tesoro”. Sonido urbano; del
saxo emanan burbujas setenteras, entre Quincy Jones, el policiaco y
Herbie Hancock. Luego explota para nuestro gozo. Finalmente toma el
mando de la operación Montalvo y cierra un duelo delicioso. El piano
hace la cortinilla, suena a persecución por las cuestas de San
Francisco.
Nuevo
tema lento, “Yo pienso en ti”, pieza romántica. Abre mágico e íntimo el
saxo y la voz de Montalbo. Medley puramente cubano, todos cantamos “Si
se rompe ese convoy…” Luego va el “Hey Jude” comentado, aquí caben hasta
los Beatles, este tipo es capaz de levantar a un cadáver.
Último
tema, “South west”. El contrabajo introduce, luego juegos vocales del
saxo. De repente, saxo y trombón nos declaran la guerra, ¡más madera!,
diría Groucho. El piano continúa en un bucle temporal atropellando cubos
de basura en San Francisco. Batería y contrabajo sobrios y elegantes
durante toda la velada. Siempre pensé en el contrabajo como el que marca
las constantes vitales en la gráfica del jazz, el que marca su ritmo
cardiaco. Montalvo saca a escena un llamativo trombón rojo (¿homenaje al
reciente carnaval?). En fin, un completo festín, otro más a cuenta de
Universijazz, ¡y van!
Jorge Fernández-Bermejo Rodríguez