“UNIVERSIJAZZ
2014/5: CUARTETO DE ROB GARCÍA(11/12/2015)”
Es un detalle y, sobre todo, un privilegio que un
grupo de músicos de la talla de los del pasado jueves, visitaran universijazz.
Sobre todo porque no tienen nada que demostrar y porque hicieron un lapsus, y
se bajaron “ad hoc” de Barcelona a Ciudad Real. ¡“chapeau” por todos ellos y por la organización, claro!
Bueno, entremos en materia. Plantilla
internacional: el bueno de Rob García comandando la agrupación, a la batería
(por cierto, no se si lo observaron, pero
durante la actuación estaba descalzo); Noah Preminger, al saxo; Marcos
Mezquida, al piano, y cerrando el cuadrado, Masa Kamaguchi, al contrabajo.
Primer asunto, las dichosas etiquetas, a las que hizo mención Antonio en la presentación. ¿Jazz contemporáneo?, pero, ¿de quién?, de Bill Evans, de Thelonius Monk, quizás. Quedémonos con la de “free jazz”, un perfecto cajón desastre. A mí personalmente, el concierto del jueves me hizo reencontrarme conmigo mismo. Suena a onanista, y lo es. Me explico. A mis veintipico primaveras, la locura por esa música del diablo llamada jazz penetró por mis venas, y caí rendido a su magnetismo irresistible y a sus posibilidades expresivas. Lo hice devorando jazz “contemporáneo” (o como lo queramos llamar) en radio tres. Desde Charles Mingus a la Mahavishnu orquestra, pasando por Herbie Hancock, por citar a varios “revolucionarios”. Lo mío es de traca, empecé por el final, luego ya descubrí al “Duque”, al Miles de la primera época bebop, a Louis Armstrong, a Oscar Peterson, a Errol Graner, etcétera. Pero reducirlo todo a etiquetas me parece absurdo. Quizás el disco que más me impactó en mis años mozos fue el “Jazz flamenco” del maestro Pedro Iturralde, y yo de flamenco “ni plis”, para que se hagan una idea.
Volvamos al arroz, que se nos pasa, en free jazz quedamos. Comienza el espectáculo. Desde el primer tema, el estilo queda claro. Entre medias, una del mencionado Monk. A mi modesto modo de ver, brillan más las individualidades que el conjunto, y dentro de éstas, mención especial para Marcos Mezquida al piano, que en la penúltima composición estranguló literalmente al piano, que parecía sudar, imprimiéndole ocasionales notas cercanas al espiritual y al blues, ¡puro feeling! Y otra mención especial, para el jefe Rob, perfecto a las baquetas. Kamaguchi, esforzado al contrabajo (por cierto, esto forma parte de mis “parecidos razonables”, era “clavao” a Murakami, el de “Kafka en la orilla”). Preminger, discreto al saxo, digamos que no era Coltrane, aunque algunas de sus notas perdidas me recordaron a aquel plano enigmático de Gene Hanckman con el saxo en la esplendida conversación de Coppola. .Conforme avanzó la noche, las estrofas se fueron distorsionando y las puertas de la percepción se abrieron de par en par. Los instrumentos se acercan y se alejan de la melodía, suenan lejanos y melancólicos, dispersos y misteriosos, y repentinamente explotan en la suma.
De despedida, una delicatessen, “Little wing” de
Jimmi Hendrix en clave de jazz. Preciosa versión de una preciosa canción.
Intimismo y emoción para cerrar una
noche redonda, otra más, ¡y van!
Jorge
Fernández- Bermejo Rodríguez